Tengo el placer de presentaros el nuevo museo de la Fundación Caja Segovia en el Torreón de Lozoya de Segovia.
Esta institución nace a finales del siglo XIX, más concretamente en 1875 y es 5 años más tarde, cuando se establece en el palacio de Villafañe de Segovia, situado en la plazuela de San Facundo... nombre que venía de la ya desaparecida iglesia románica, cuya capilla era posesión también de los marqueses de Villafañe.
El palacio de estos marqueses, fue creado en el XVI, y adquirido en 1880, por la renombrada institución, por el precio de 12.500 de las antiguas pesetas.
Circulante de la época; 25 pesetas de oro del año 1880, de Alfonso XIII.Fotografía de nn- coins.
¿Quién fue el encargado de adquirir piezas para la colección Numismática de la Fundación Caja Segovia, que hoy en día se exponen con gran acierto en el Museo del Torreón de Lozoya?
La idea de formar una colección numismática surgió del antiguo Secretario-Director General de Caja Segovia, D. Antonio Tapias Domínguez, quien, al principio (cuando yo me incorporé a la plantilla de Caja Segovia en 1993 habría como unas quince piezas), adquirió monedas y medallas acuñadas en Segovia, de una forma esporádica. Con el tiempo, tuvo la determinación de formar una colección con el asesoramiento de Numismática Doblón y de su propietario, D. Juan Francisco Sáez Pajares. El destino de esta colección iba a ser una de las salas de la planta noble del Torreón de Lozoya, por entonces destinada a espacio protocolario de la Caja. La extinción de Caja Segovia frustró este proyecto que ha sido materializado, finalmente, por la Fundación que lleva su nombre.
¿Existen monedas del museo que procedan de alguna colección importante?
La verdad es que desconozco ese pormenor, puesto que yo no estaba vinculado a las colecciones de la Caja (que dependían del área de negocio y no de la Obra Social, donde yo trabajaba). Sé que algunas se adquirieron en subasta y poco más.
¿Poseen además de estas piezas alguna más en los fondos del museo? ¿Y en cuyo caso, saldrán algún día a la luz?
Lamentablemente, no tenemos más monedas acuñadas en Segovia en nuestros almacenes. Sí contamos con varias medallas -no acuñadas en Segovia, pero que responden a encargos segovianos-, casi todas ellas expuestas en la antesala del ascensor y de muy variado signo -premios de la Escuela de Arte, medalla conmemorativa de la boda de Alfonso XIII, moneda conmemorativa de Caja Segovia…-, con excepción de tres medallas que no hemos podido exponer y que en el futuro (nuestra idea es renovar cada cinco años ciertos aspectos de los fondos expuestos) lo estarán y que conmemoran, curiosamente, a Segovia como comunidad autónoma uniprovincial, un proyecto que no llegó a realizarse durante la transición.
¿La adquisición de monedas sigue su curso o terminó como tal?
La situación económica de la Fundación no permite por ahora seguir incorporando nuevos fondos. Si las perspectivas económicas mejoraran, se abriría esa posibilidad, que sería, sin lugar a dudas, una buena y deseable noticia.
Sé de buena tinta, que han sido felicitados entre otros, por profesionales pertenecientes a la FNMT, en relación a la excelente presentación de la colección numismática en el museo.
¿Cómo se ha estudiado este planteamiento desde el principio?
La exposición de los fondos numismáticos de la Fundación fue algo que me preocupó desde el momento en que nuestro patronato decidió que se hiciera un museo en el Torreón de Lozoya. Antes de decidirme sobre el sistema para exponer las piezas recorrí varios espacios museísticos a fin de formarme una idea sobre la mejor solución (Museo Casa de la Moneda, Museo Arqueológico Nacional, Fundación Lázaro Galdiano…) y también tiré de mi experiencia en algunas exposiciones temporales. Acabé por no copiar ninguno de los sistemas que vi en los museos, sino por hacer una mezcla de ellos y aprovechar las vitrinas que se habían realizado para exponer en el Torreón la colección de joyas del Museo Lázaro Galdiano, cuya iluminación se había demostrado eficaz (lógicamente fue adaptada al sistema led) y que contaban con cristales de seguridad. La parte más laboriosa fue encajar y ordenar las monedas y medallas de los diferentes reinados en cada una de las vitrinas, pero al final, después de mucho empeño, las monedas se pudieron distribuir y montar “como anillo al guante” e incluso pudimos hacer una distribución de los fondos con una cierta estética, que hace aún más atractiva su visión.
¿Contemplan a la larga, la incorporación de algún soporte audiovisual para ampliar información sobre alguna de las salas del museo?
Por supuesto, la innovación constante es una de las tareas habituales de un museo y aún más en el aspecto pedagógico. Toda la colección está inventariada, catalogada, digitalizada y volcada enteramente en la web de la Fundación. Además, contamos con una visita virtual de todo el edificio, en la que, de una manera más escueta, el visitante puede consultar diversa información sobre las obras expuestas e incluso ver las piezas en el ordenador con gran detalle. Nos quedan aún retos como editar un catálogo-guía o incorporar a la web algún documental explicativo sobre diferentes aspectos de la colección. Todo vendrá, espero, con el tiempo.
¿Habéis contado con la ayuda de ciertos profesionales del mundo de la numismática y de la conservación para idear el museo?
Del diseño y montaje del museo me he ocupado yo personalmente. Afortunadamente, la intensa trayectoria que he tenido en la dirección de las exposiciones temporales del Torreón de Lozoya -con la continua adaptación de estos espacios a las condiciones óptimas de exhibición que exige tal actividad- ha sido un caudal continuo de información y de experiencia, dado que en ellas se han expuesto materiales de todo tipo (fotografías, pinturas, esculturas, textiles, joyería, libros, monedas, tapices, estampas, cerámica, mobiliario, materiales arqueológicos…) y he tenido que enfrentarme, en cada caso, a sus condiciones específicas de conservación, así como a su mejor exposición. Esa experiencia ha sido la mejor escuela.
En el terreno específico de los materiales numismáticos, hace años se contó con Néstor F. Marqués para revisar el inventario de piezas y hacer las fichas de todas ellas.
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