A partir del siglo XVI en las casas de monedas pertinentes, los lingotes o rieles de gran grosor, se realizaban, vertiendo el metal en líquido dentro de unos moldes horizontales fabricados con arena.
A finales del XVI los moldes se harán de hierro, favoreciendo la forma más elaborada de los rieles. Para evitar que se pegue el metal fundido depositado, se impregnarán los moldes con aceites especiales.
Si avanzamos en el tiempo , la técnica de confeccionar rieles mejorará y se crearán máquinas llamadas rieleras que a través del vertido del metal en líquido, producirán los lingotes pertinentes para posteriormente ser acuñados.
Normalmente había dos módulos giratorios, que poseían los respectivos moldes para verter el fluido. Estos moldes se distribuían verticalmente a lo largo de toda la circunferencia del módulo giratorio y cada uno de ellos tenía sólo una de las partes del molde completo.
Los moldes se completaban de uno a uno. Justo cuando el operario hacía girar los módulos giratorios, se unía por coincidencia, la parte superior de un módulo y la parte inferior del otro. Ambos se cerraban, conformando un molde completo, dejando una oquedad en la parte de arriba, que es por donde entraba el metal fundido. Una vez se solidificaba, el operario hacía girar los módulos para aunar un nuevo molde, y el lingote del molde anterior caía al suelo, ya solidificado.
Estos lingotes, ya pueden considerarse rieles, y tenían un grosor, todavía poco apto para ser acuñados.
Es entonces, cuando dichos rieles, pasaban por los ingenios de laminación, sufriendo estiramientos y adelgazamientos.Tal proceso se repetía unas cuantas veces, hasta que se conseguía, que el riel, obtuviese el grosor correspondiente y óptimo para recibir la labra del cuño de los rodillos.
Rieles y cospeles del Real Ingenio de Segovia.
Pero para ello, en cada repetición, tenían que volver a calentarse los rieles, consiguiendo así la maleabilidad pertinente.
La fundición de los metales que conforman las monedas, se producía por las altas temperaturas, reflejadas en más o menos grados, en función del tipo de metal que se utilizase.
Para fundir los metales, se utilizaba un crisol que podía albergar hasta más de 130 kilos de material. Los vellones, se depositaban en el crisol, con un porcentaje adecuado de liga de plata, antes de ser fundidos. Se utilizaba carbón y seguramente madera, para la combustión. Estos grandes crisoles, aguantaban unas pocas fundiciones. Al final, acababan muy perjudicados y se rompían a golpe de martillo para extraer el metal excedente adherido a las paredes del mismo. Este metal, y otros, conseguidos, por las salpicaduras de los vertidos de las fundiciones, y por las raspaduras de los techos y paredes de las casas de monedas… se volvía a lavar y a fundir, para obtener metal limpio, que en principio había estado mezclado con impurezas después del proceso de fundición. Los crisoles solían estar fabricados de barro para el oro, y de hierro forjado para la plata y el cobre. Los crisoles donde se contenía el oro, eran cerrados en su parte superior por una tapa de arcilla, evitaban con ello que este metal se evaporase. Sin embargo, en los crisoles que contenían plata o cobre, se tapaban con carbón para evitar oxidaciones y fugas de evaporaciones perniciosas para la salud.
La ley de los metales se volvía a ajustar después de estas fundiciones.
Normalmente, los rieles pasaban por distintos rodillos de laminación ya calibrados. Así, la distancia entre los rodillos, en cada ingenio, irá de mayor a menor, evitando tener que hacer rectificaciones en las máquinas que reciben el paso de los rieles… utilizaban varios ingenios con distintas separaciones entre los rodillos, en este proceso de adelgazamiento, huyendo de tener que estar parando y ajustando la distancia entre los mismos.
En las acuñaciones a volante, los rieles adquirían su último rebaje del grosor del canto en las denominadas hileras. Máquinas provistas de un hierro largo, acostado sobre una madera. El giro de una manivela, atraía un soporte de hierro dentado que a su vez arrastraba al riel, y se hacía pasar por unos orificios pequeños para adelgazarlo.
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