Ciertas monedas, han conseguido con el tiempo, al estar guardas en estuches o maletines, una pátina característica, que a veces logra tener unas tonalidades muy atractivas. Son las denominadas pátinas de monetario.
Algunas monedas, sin duda, en su día, les retiraron la pátina que poseían y se quedaron desnudas. Al estar introducidas en atmósferas "cerradas" con el paso del tiempo, van conformando una pequeña película protectora que las envuelve por completo.
Esta pequeña pátina que se crea, suele ser estable en cuanto a nula corrosión, pero más removible que otras piezas, en comparación con pátinas que se han formado a lo largo de siglos.
Se pueden aplicar métodos correctores, para favorecer a la estética de estas monedas, respetando dicho tipo de pátina.
Como siempre, será la propia pieza, la que nos dé las pistas que necesitamos para embarcarnos en esa tarea de limpieza o de embellecimiento del cospel... pues cada moneda es única... siempre evitando el poder dañarla.
Ochavo de de Felipe II con ceca de Cuenca con pátina de monetario. Foto, después de la "limpieza".
Es por ello, que si alguna vez adquirimos una moneda antigua, desprovista de pátina centenaria, voltearemos la pieza cada cierto tiempo, para que adquiera la misma tonalidad por ambas caras... ya que si no realizamos está práctica, el lado de la moneda que bese el fieltro, no va a conseguir "oscurecerse" tanto, como lo haría la parte que recibe más oxígeno.
Para que podáis ver cómo se emplea este método de "limpieza, he realizado un vídeo explicativo.
Podéis acceder al mismo aquí.
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