En esta ocasión, os presento 16 maravedís falsos de Época de Felipe IV, que emulan en su marca de ceca, a la fábrica de Madrid, representando el modelo de las monedas acuñadas en la casa de la Calle Alcalá.
16 maravedís falsos de época de Felipe IV.
Sobre este tipo de monedas, es importante matizar, que algunas de ellas, se hicieron sobre cospeles ya acuñados (más aquí) y es bastante más difícil encontrarlos de esta guisa... generalmente, se ven más monedas acuñadas sobre flanes vírgenes.
Tampoco hay que subestimar la destreza de estos falsarios, pues aunque creamos en un principio, que sólo acuñaban a martillo, ésto no es correcto del todo, ya que muchos de ellos, llegaron a una sofisticación tal, que emplearon para sus reproducciones, curiosos ingenios accionados por manivela.
Máquina de acuñación Tascherwerg (Nüremberg) Asociación de Amigos de la Casa de la Moneda de Segovia.
Vídeo sobre la entrada aquí.
Todavía existen innumerables variantes de estilo, de ceca, de valores y de fechas...los actuales y excelentes catálogos hechos al respecto, aún habiendo mejorado mucho el mundo de la numismática, no recogen en su totalidad aquellas variantes menos comunes que de vez en cuando nos encontramos. En este blog puedes mandar las fotos de tus monedas de maravedís de busto de Felipe IV no catalogadas, sus falsas de época y también de busto reselladas y las publicaré. Correo: oscarfmlfm@yahoo.es
jueves, 26 de marzo de 2020
miércoles, 25 de marzo de 2020
Vídeo sobre un 8 maravedís de Trujillo
En esta entrada os dejo un enlace de otro vídeo que explica las características más notorias de un módulo de 8 maravedís de Felipe IV de la ceca de Trujillo.
8 Maravedís de 1663. Ceca de Trujillo. Ensayador Martín de Macaya.
Se hace muy ameno grabar vídeos en intentar comunicar la pasión que uno siente frente a piezas tan bonitas.
Por otro lado, estos vídeos me están ayudando a no subirme por las paredes más de la cuenta.
Cuidaros para que no cojamos el bicho.
Vídeo aquí.
martes, 24 de marzo de 2020
Vídeo para catalogar 16 maravedís de busto de Felipe IV
Por el hecho de estar confinado, por culpa del coronavirus, uno tiene que secuenciar su tiempo de la mejor forma posible, para no acabar subiéndose por las paredes ... ese es el hecho de que haya realizado dos entradas tan seguidas, la una de la otra... y qué me haya decidido a grabar algún que otro vídeo sobre numismática.
Por cierto, en el vídeo cometo un error;);) cuando hablo de la leyenda Hispaniarvm creo ver una M en vez de una N... pero es que por despiste no vi la A... en realidad es una A seguida de una N mal acuñada...
Esta entrada es característica y distinta a las demás, porque utilizo el vídeo como soporte principal para transmitir información. Por otro lado, en este tipo de entrada, sería bastante difícil y tedioso tener que contar todo lo que se expone en el vídeo de una manera más tradicional... creo que por ello gana en frescura y dinamismo.
Espero os guste y deseo que aniquilemos con cabeza (quedándonos en casa) a este dichoso virus. Ánimo y abrazos para todos.
La entrada versa sobre un 16 maravedís de Felipe IV acuñado en una de las cecas de Madrid.
16 maravedís de 1662. Nueva Ceca de Madrid, Puerta de Alcalá.
Por cierto, en el vídeo cometo un error;);) cuando hablo de la leyenda Hispaniarvm creo ver una M en vez de una N... pero es que por despiste no vi la A... en realidad es una A seguida de una N mal acuñada...
lunes, 23 de marzo de 2020
Diferencias entre 16 maravedís originales y 16 maravedís de la Escuela de Grabadores de Madrid del siglo XIX
En esta ocasión, vamos a comparar dos felipes de busto peculiares.
Uno de ellos, es original, del real Ingenio de Segovia, todavía con parte del plateado original, y el otro, un trabajo de la Escuela de Grabadores de Madrid, del siglo XIX, que ya tuve el placer de bloggear en una entrada anterior.
Como bien sabéis, hoy en día, todavía nos han llegado monedas del periodo de Felipe IV con parte del plateado original... éste, se conseguía, a través de diferentes procesos químicos.
Los operarios de la ceca, lograban elevar a la superficie del cospel, el porcentaje de plata, que tenían estos vellones, confiriéndole a los mismos, un acabado muy atractivo y poderoso… así que, en realidad, no era propiamente dicho, un baño de plata, como antaño se creía.
La segunda moneda, como dije anteriormente, es un trabajo de la escuela de grabadores de Madrid del siglo XIX, que tuve la fortuna de poder adquirir en una de las subastas de Tauler y Fau.
Aprovecho, para comentaros, que si nunca habéis pujado en esta casa de subastas, “estáis perdiendo el tiempo”. Son serios profesionales, que hacen su trabajo de una manera maravillosa… es un gusto poder adquirir una pieza de esta incipiente y reconocida casa de subastas.
Por cierto, os voy a dejar al final de esta entrada, un enlace que os llevará a YouTube para que aquellos que quieran, puedan ver de una manera más realista la calidad de ambas acuñaciones.
Moneda original:
En el “anverso” aparece el busto de Felipe IV mirando a derechas, dentro de una orla circular.
Podemos contemplar, la gran definición que tiene esta moneda… todavía conserva gran parte del plateado original a lo largo de todo el cospel. El recorte está bien hecho, por encima de la gráfila.
El reverso, sin embargo, ha perdido gran parte de esa tonalidad tan plateada del anverso, pero, no obstante, todavía se ve ese un brillo plateado de menor intensidad. La calidad de la acuñación del anverso es bastante floja.
La sincronización de los cuños, en esta moneda, es perfecta, al igual que el recorte del cospel. En el reverso, también existe más material después de la gráfila.
Ensayador: Bernardo de Pedrera y Negrete.
Fecha: 1663
Valor :16 maravedís
Leyenda de Anv: +Philippvs+IIII+D+G
Leyenda de Rev: Hispaniarvm Rex 1663
Pesa 4, 7 gramos
Mide 26 mm
Moneda de la Escuela de Grabadores de Madrid:
En el siglo XIX, se replicaron bastantes monedas de diferentes periodos de la historia de España, en la Escuela de Grabadores de Madrid.
Los alumnos, trabajaban, emulando grandes piezas, y aprovechaban el tiempo, aprendiendo el oficio de sus antecesores. En muchos casos, como en éste, las obras realizadas se convertían en verdaderas joyas.
Vemos en esta moneda, el busto de Felipe IV mirando a derechas, dentro de una orla circular.
La simetría de la circunferencia es perfecta. Ésto, unido a que el cospel no está alabeado, nos indica que la pieza fue acabada aseguramente a volante.
El rostro, sigue los modelos tipos de estos bustos de la ceca de Segovia, pero tiene un aire más contemporáneo. La profundidad de los rasgos de Felipe, es sublime, muy bien lograda, propia de un gran grabador.
Se observa clamente que el metal es cobre, y mantiene su brillo original.
El escudo del reverso es magnífico y con una finura ejemplar. La “reproducción” nos acota la marca del valor y nos introduce un año más en la fecha, 1664.
Es un trabajo expléndido el de esta cara de la moneda, que al igual que en el anverso, conserva el brillo original.
Por sacarle un solo “Defecto” ... la R de Hispaniarvm, está algo más baja que las demás letras de la leyenda.
Ensayador Bernardo De Pedrera y Negrete.
Fecha: 1664
Valor :16 maravedís
Leyenda de Anv: +Philippvs+IIII+D+G
Leyenda de Rev: Hispaniarvm Rex 1664
Pesa 5 4 gramos
Mide 25 mm
Enlace de vídeo aquí
Uno de ellos, es original, del real Ingenio de Segovia, todavía con parte del plateado original, y el otro, un trabajo de la Escuela de Grabadores de Madrid, del siglo XIX, que ya tuve el placer de bloggear en una entrada anterior.
Como bien sabéis, hoy en día, todavía nos han llegado monedas del periodo de Felipe IV con parte del plateado original... éste, se conseguía, a través de diferentes procesos químicos.
Los operarios de la ceca, lograban elevar a la superficie del cospel, el porcentaje de plata, que tenían estos vellones, confiriéndole a los mismos, un acabado muy atractivo y poderoso… así que, en realidad, no era propiamente dicho, un baño de plata, como antaño se creía.
La segunda moneda, como dije anteriormente, es un trabajo de la escuela de grabadores de Madrid del siglo XIX, que tuve la fortuna de poder adquirir en una de las subastas de Tauler y Fau.
Aprovecho, para comentaros, que si nunca habéis pujado en esta casa de subastas, “estáis perdiendo el tiempo”. Son serios profesionales, que hacen su trabajo de una manera maravillosa… es un gusto poder adquirir una pieza de esta incipiente y reconocida casa de subastas.
Por cierto, os voy a dejar al final de esta entrada, un enlace que os llevará a YouTube para que aquellos que quieran, puedan ver de una manera más realista la calidad de ambas acuñaciones.
Moneda original:
En el “anverso” aparece el busto de Felipe IV mirando a derechas, dentro de una orla circular.
Podemos contemplar, la gran definición que tiene esta moneda… todavía conserva gran parte del plateado original a lo largo de todo el cospel. El recorte está bien hecho, por encima de la gráfila.
El reverso, sin embargo, ha perdido gran parte de esa tonalidad tan plateada del anverso, pero, no obstante, todavía se ve ese un brillo plateado de menor intensidad. La calidad de la acuñación del anverso es bastante floja.
La sincronización de los cuños, en esta moneda, es perfecta, al igual que el recorte del cospel. En el reverso, también existe más material después de la gráfila.
Ensayador: Bernardo de Pedrera y Negrete.
Fecha: 1663
Valor :16 maravedís
Leyenda de Anv: +Philippvs+IIII+D+G
Leyenda de Rev: Hispaniarvm Rex 1663
Pesa 4, 7 gramos
Mide 26 mm
Moneda de la Escuela de Grabadores de Madrid:
En el siglo XIX, se replicaron bastantes monedas de diferentes periodos de la historia de España, en la Escuela de Grabadores de Madrid.
Los alumnos, trabajaban, emulando grandes piezas, y aprovechaban el tiempo, aprendiendo el oficio de sus antecesores. En muchos casos, como en éste, las obras realizadas se convertían en verdaderas joyas.
Vemos en esta moneda, el busto de Felipe IV mirando a derechas, dentro de una orla circular.
La simetría de la circunferencia es perfecta. Ésto, unido a que el cospel no está alabeado, nos indica que la pieza fue acabada aseguramente a volante.
El rostro, sigue los modelos tipos de estos bustos de la ceca de Segovia, pero tiene un aire más contemporáneo. La profundidad de los rasgos de Felipe, es sublime, muy bien lograda, propia de un gran grabador.
Se observa clamente que el metal es cobre, y mantiene su brillo original.
El escudo del reverso es magnífico y con una finura ejemplar. La “reproducción” nos acota la marca del valor y nos introduce un año más en la fecha, 1664.
Es un trabajo expléndido el de esta cara de la moneda, que al igual que en el anverso, conserva el brillo original.
Por sacarle un solo “Defecto” ... la R de Hispaniarvm, está algo más baja que las demás letras de la leyenda.
Ensayador Bernardo De Pedrera y Negrete.
Fecha: 1664
Valor :16 maravedís
Leyenda de Anv: +Philippvs+IIII+D+G
Leyenda de Rev: Hispaniarvm Rex 1664
Pesa 5 4 gramos
Mide 25 mm
Enlace de vídeo aquí
viernes, 20 de marzo de 2020
Medalla de la Paz de los Pirineos.
Los válidos, eran personas de confianza del Rey, que adquirían poder político y que en ciertas circunstancias, gobernaban plenamente, con la misma autoridad, que la que detentaba el monarca.
A lo largo de toda la monarquía española, se han dado casos, de presencia de personajes con grandes cualidades políticas. Uno de ellos, vivió en el reinado de Felipe V; el gran Carlo Broschi, llamado comúnmente Farinelli.
Este castrato italiano, vivió en la corte española cerca de 25 años, al servicio de su rey, el primer Borbón de la dinastía española, Felipe V, en el cargo de primer ministro. Acudió en ayuda del monarca, por petición de Isabel de Farnesio, para poderle curar de las dolencias que le oportunaba una neurastenia severa... enfermedad que también heredaría su hijo Fernando VI.
Se dice, que hubo años en que el mismo músico, debido a los achaques de Felipe, dirigió con suma diligencia las cuestiones más acuciantes del país.
Pero hoy, no vamos a hablar de este excelso cantante, si no, de Don Luis de Haro.
Este señor, fue uno de los válidos más importantes que la monarquía española dio… no obstante, hoy día, ha sido casi relegado al olvido... no me extrañaría que otros válidos que le sucedieron (sea el caso de su tío el Conde Duque de Olivarses) se hubieran encargado de este funesto cometido… por otra parte, fue Haro, un valido respetuoso con su monarca, nunca quiso destacar por encima de él, y fue bastante más modesto, que otros colegas que le precedieron.
Haro, estuvo al servicio de nuestro queridísimo Felipe IV.
Contribuyó al bienestar social, gracias a proezas tales, como la firma del tratado de paz entre España y Francia, el cierre de las sublevaciones de Cataluña (más aquí) y la participación de varias campañas militares importantes…
Se ocupó personalmente de negociar la paz con Francia en la región de la Isla de Los Faisanes. Su interlocutor, en esa ocasión, fue el cardenal Mazarino, representante de Luis XIV de Francia.
La guerra española contra Francia, se inició allá por el año 1640, cuando los franceses se ocuparon de apoyar las sublevaciones catalanas que iban en contra de todo el imperio español.
Felipe IV, no obstante, había ayudado a los caudillos de la Fronda (primera insurrección de los franceses opuestos al poder real) enviando barcos, a la ría de Burdeos, en apoyo a los rebeldes.
Fue poco después de firmarse la paz de Westfalia, cuando se desencadenó la temida guerra entre los franceses y españoles, al conseguir el país galo territorios que se interponían en el Camino Español, vía que llegaba hasta muchos territorios de Felipe IV, entre los que se hallaban terrenos conquistados de Italia y Flandes.
Después de 10 años de guerra, en 1659, se llegó a firmar un tratado de paz entre ambas potencias.
Los franceses entregaron Charolais al imperio español y las conquistas italianas.
Se fijó también en este tratado, la frontera española, delimitada por los Montes Pirineos.
Medio millón de escudos de oro llevaban la dote de la hija de Felipe IV, María Teresa de Austria, que contraería nupcias con Luis XIV (aunque al final, se perdió en alguna parte)…con la condición de que la princesa se alejara de la línea sucesoria. Los franceses por su parte, incumplieron el acuerdo, ayudando a los portugueses, que se habían levantado en armas, años atrás, con la corona española.
El tratado de Llivia, consumó la Paz de los Pironeos, un año después, en 1660, fijando la separación de la frontera de Cerdeña, consolidando así, el territorio español y el francés.
Precisamente, sobre este acontecimiento (Paz de los Pirineos) se acuñaron una serie de medallas. Nos interesan, las que reflejan la propia imagen de Felipe IV.
Generalmente no hay mucha información de ellas, pero a mí me resultan muy llamativas, pues se ve claramente la calidad que detentan las mismas y a parte se puede mascar la historia que llevan y la que cuentan.
Primera medalla
La primera medalla que hemos podido encontrar en relación a la Paz de los Pirineos, se le atribuye al Pintor, y escritor dramaturgo Charles Antoine Coypel, nacido en París en 1694.
Ahora bien, es casi del todo imposible, que este artista, realizara el dibujo, que después pasaría a ser improntado en el cuño del grabador… más que nada, porque esta medalla se fecha en 1702, cuando Charles tenía 8 años de edad y él, todavía no había ingresado en la Real Academia de Francia (fue en 1715 cuando fue admitido).
Seguramente, este error, nazca de confundir a este gran artista con su progenitor, también gran pintor del Barroco; Antoine Coypel.
Antoine, fue el protegido del “Delfín” (hijo de Luis XIV).
Nació en el año 1661 en París y gozó de gran prestigio, debido a sus excelsas cualidades como pintor.
Otro de los artistas que trabajó en esta bonita medalla, fue Jean Mauger, grabador y escritor, nacido en Diepp en 1648. Trabajó en la Casa de la Moneda de París desde 1685. Él se ocupó de abrir los cuños, e improntar las medallas correspondientes.
( Más sobre los abridores de cuño)
Paul Tallemant nacido en 1642 en París, académico y numismático, fue el tercer artista, que se dedicó a confeccionar las leyendas de esta medalla.
Estructura de la primera medalla:
Leyenda: Ludovicus XIIII. Rex Chistianiasimus- Exergo: Firma J Mauger.
Museo arqueológico y numismático de la Ciudad de Lille.
Se nos presenta en primer plano, a los dos monarcas, dándose la mano, dando lugar al conocido pacto o paz de los Pirineos… A la izquierda con las flores de lis, Luis XIV, a la derecha “El Rey Planeta”...
Como ya dijimos anteriormente, ellos, en realidad, no se personaron en la Isla de Faisán, si no que fueron sus válidos los que se ocuparon de realizar dichos trámites.
Detrás, de las figuras, se aprecia el puente de la Isla de Faisán y más al fondo, los Pirineos, la primera frontera que se establece entre ambas potencias con el nuevo tratado.
En el reverso contemplamos el busto del rey francés, mirando a derechas.
Es un reverso tipo, de este grabador, que aparece en otras medallas con distintas alegorías.
El metal es bronce.
También se hizo medalla de plata del mismo tipo.
Medalla de plata de posesión desconocida.
Segunda medalla
La segunda medalla, es de un grabador francoflamenco, pero por el momento, se desconoce quien es.
Es una medalla, con una factura artística propia de un gran grabador. Equilibrada y muy detallista… esperemos que algún día se pueda datar mejor.
Estructura de la segunda medalla
Leyenda: Manus Utraque Pacem Accipit A Coelo Missam- Exergo: Philippo IV. Ludovico XIV
Catholico. Chistian: Regieus Pacificis
S.P.Q.G
Museo de Bellas Artes de Lille.
+ A Bellis Utrimque Fortiter Gestis Dulcedine Pacis Enata A° M DC LX. S.P.Q.G.
Exergo: De Forti Dulcedo. AVD: XIV.
Museo de Bellas Artes de Lille.
Aparecen ambos reyes dándose la mano (Felipe IV a izquierdas y Luis XIV a derechas)
Entre medias de los Reyes se sitúa la rama de olivo, simbolizando la paz.
Esta medalla, está fechada en 1660.
Felipe IV nos muestra en su pecho a su Toisón de Oro.
Luis XIV lleva la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Luis.
El reverso, lo domina un león comiendo insectos, que mira a izquierdas, y que simboliza la España de aquella época, a través de la figura del mercader y editor de libros Gabriel León (uno de los primeros editores madrileños, que detentó gran fama en el reinado de Felipe IV) cuya firma editorial sería "Forti Dulcedo"
Encima del León, tres flores de lis, símbolo de la monarquía borbónica.
El metal de la medalla es plata. En el asa de sujeción de la cadena, se sitúan tres sellos o marcas.
También se hizo medalla de bronce del mismo tipo.
Medalla del autor del Blog.
Mide 5.5 cm.
Aquí, podemos observar cómo queda en mano.
A lo largo de toda la monarquía española, se han dado casos, de presencia de personajes con grandes cualidades políticas. Uno de ellos, vivió en el reinado de Felipe V; el gran Carlo Broschi, llamado comúnmente Farinelli.
Este castrato italiano, vivió en la corte española cerca de 25 años, al servicio de su rey, el primer Borbón de la dinastía española, Felipe V, en el cargo de primer ministro. Acudió en ayuda del monarca, por petición de Isabel de Farnesio, para poderle curar de las dolencias que le oportunaba una neurastenia severa... enfermedad que también heredaría su hijo Fernando VI.
Se dice, que hubo años en que el mismo músico, debido a los achaques de Felipe, dirigió con suma diligencia las cuestiones más acuciantes del país.
Pero hoy, no vamos a hablar de este excelso cantante, si no, de Don Luis de Haro.
Este señor, fue uno de los válidos más importantes que la monarquía española dio… no obstante, hoy día, ha sido casi relegado al olvido... no me extrañaría que otros válidos que le sucedieron (sea el caso de su tío el Conde Duque de Olivarses) se hubieran encargado de este funesto cometido… por otra parte, fue Haro, un valido respetuoso con su monarca, nunca quiso destacar por encima de él, y fue bastante más modesto, que otros colegas que le precedieron.
Haro, estuvo al servicio de nuestro queridísimo Felipe IV.
Contribuyó al bienestar social, gracias a proezas tales, como la firma del tratado de paz entre España y Francia, el cierre de las sublevaciones de Cataluña (más aquí) y la participación de varias campañas militares importantes…
Se ocupó personalmente de negociar la paz con Francia en la región de la Isla de Los Faisanes. Su interlocutor, en esa ocasión, fue el cardenal Mazarino, representante de Luis XIV de Francia.
La guerra española contra Francia, se inició allá por el año 1640, cuando los franceses se ocuparon de apoyar las sublevaciones catalanas que iban en contra de todo el imperio español.
Felipe IV, no obstante, había ayudado a los caudillos de la Fronda (primera insurrección de los franceses opuestos al poder real) enviando barcos, a la ría de Burdeos, en apoyo a los rebeldes.
Fue poco después de firmarse la paz de Westfalia, cuando se desencadenó la temida guerra entre los franceses y españoles, al conseguir el país galo territorios que se interponían en el Camino Español, vía que llegaba hasta muchos territorios de Felipe IV, entre los que se hallaban terrenos conquistados de Italia y Flandes.
Después de 10 años de guerra, en 1659, se llegó a firmar un tratado de paz entre ambas potencias.
Los franceses entregaron Charolais al imperio español y las conquistas italianas.
Se fijó también en este tratado, la frontera española, delimitada por los Montes Pirineos.
Medio millón de escudos de oro llevaban la dote de la hija de Felipe IV, María Teresa de Austria, que contraería nupcias con Luis XIV (aunque al final, se perdió en alguna parte)…con la condición de que la princesa se alejara de la línea sucesoria. Los franceses por su parte, incumplieron el acuerdo, ayudando a los portugueses, que se habían levantado en armas, años atrás, con la corona española.
El tratado de Llivia, consumó la Paz de los Pironeos, un año después, en 1660, fijando la separación de la frontera de Cerdeña, consolidando así, el territorio español y el francés.
Precisamente, sobre este acontecimiento (Paz de los Pirineos) se acuñaron una serie de medallas. Nos interesan, las que reflejan la propia imagen de Felipe IV.
Generalmente no hay mucha información de ellas, pero a mí me resultan muy llamativas, pues se ve claramente la calidad que detentan las mismas y a parte se puede mascar la historia que llevan y la que cuentan.
Primera medalla
La primera medalla que hemos podido encontrar en relación a la Paz de los Pirineos, se le atribuye al Pintor, y escritor dramaturgo Charles Antoine Coypel, nacido en París en 1694.
Ahora bien, es casi del todo imposible, que este artista, realizara el dibujo, que después pasaría a ser improntado en el cuño del grabador… más que nada, porque esta medalla se fecha en 1702, cuando Charles tenía 8 años de edad y él, todavía no había ingresado en la Real Academia de Francia (fue en 1715 cuando fue admitido).
Seguramente, este error, nazca de confundir a este gran artista con su progenitor, también gran pintor del Barroco; Antoine Coypel.
Antoine, fue el protegido del “Delfín” (hijo de Luis XIV).
Nació en el año 1661 en París y gozó de gran prestigio, debido a sus excelsas cualidades como pintor.
Otro de los artistas que trabajó en esta bonita medalla, fue Jean Mauger, grabador y escritor, nacido en Diepp en 1648. Trabajó en la Casa de la Moneda de París desde 1685. Él se ocupó de abrir los cuños, e improntar las medallas correspondientes.
( Más sobre los abridores de cuño)
Paul Tallemant nacido en 1642 en París, académico y numismático, fue el tercer artista, que se dedicó a confeccionar las leyendas de esta medalla.
Estructura de la primera medalla:
Leyenda: Regum Congressio. Exergo: Paz A.D Pirenaeos. M. DC. L X
Museo Arqueológico y Numismático de la Ciudad de Lille.
Museo arqueológico y numismático de la Ciudad de Lille.
Se nos presenta en primer plano, a los dos monarcas, dándose la mano, dando lugar al conocido pacto o paz de los Pirineos… A la izquierda con las flores de lis, Luis XIV, a la derecha “El Rey Planeta”...
Como ya dijimos anteriormente, ellos, en realidad, no se personaron en la Isla de Faisán, si no que fueron sus válidos los que se ocuparon de realizar dichos trámites.
Detrás, de las figuras, se aprecia el puente de la Isla de Faisán y más al fondo, los Pirineos, la primera frontera que se establece entre ambas potencias con el nuevo tratado.
En el reverso contemplamos el busto del rey francés, mirando a derechas.
Es un reverso tipo, de este grabador, que aparece en otras medallas con distintas alegorías.
El metal es bronce.
También se hizo medalla de plata del mismo tipo.
Medalla de plata de posesión desconocida.
Segunda medalla
La segunda medalla, es de un grabador francoflamenco, pero por el momento, se desconoce quien es.
Es una medalla, con una factura artística propia de un gran grabador. Equilibrada y muy detallista… esperemos que algún día se pueda datar mejor.
Estructura de la segunda medalla
Leyenda: Manus Utraque Pacem Accipit A Coelo Missam- Exergo: Philippo IV. Ludovico XIV
Catholico. Chistian: Regieus Pacificis
S.P.Q.G
Museo de Bellas Artes de Lille.
+ A Bellis Utrimque Fortiter Gestis Dulcedine Pacis Enata A° M DC LX. S.P.Q.G.
Exergo: De Forti Dulcedo. AVD: XIV.
Museo de Bellas Artes de Lille.
Aparecen ambos reyes dándose la mano (Felipe IV a izquierdas y Luis XIV a derechas)
Entre medias de los Reyes se sitúa la rama de olivo, simbolizando la paz.
Esta medalla, está fechada en 1660.
Felipe IV nos muestra en su pecho a su Toisón de Oro.
Luis XIV lleva la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Luis.
El reverso, lo domina un león comiendo insectos, que mira a izquierdas, y que simboliza la España de aquella época, a través de la figura del mercader y editor de libros Gabriel León (uno de los primeros editores madrileños, que detentó gran fama en el reinado de Felipe IV) cuya firma editorial sería "Forti Dulcedo"
Encima del León, tres flores de lis, símbolo de la monarquía borbónica.
El metal de la medalla es plata. En el asa de sujeción de la cadena, se sitúan tres sellos o marcas.
También se hizo medalla de bronce del mismo tipo.
Medalla del autor del Blog.
Mide 5.5 cm.
Aquí, podemos observar cómo queda en mano.
domingo, 15 de marzo de 2020
Cartones con grapas
Debido al fastidioso coronavirus, nos vemos obligados a permanecer en casa… buen motivo para que sigáis viendo entradas de este blog y si os place, comentar alguna de ellas.
Hoy os voy a dar mi opinión sobre la conservación de monedas en cartones realizados a tal efecto.
Dichos cartones, son unos conservadores importantes, dentro del mundo de la numismática. Por una parte, cumplen con el cometido de preservar en una atmósfera cerrada, las monedas que nosotros solemos guardar, por otra parte, son una buena manera de poder almacenar y organizar las piezas de nuestra colección.
Existen cartones con adhesivo y cartones sin pegamento, en los que para poder unir ambas solapas, se realizará a través de grapas.
En cuanto a estos dos modelos, yo prefiero los cartones sin pegamento...y os explico el por qué:
- Ciertamente, los cartones con adhesivo, son visualmente más atractivos, una vez están alojadas las monedas dentro de ellos.
- Con los cartones adhesivos, evitamos costes en la compra de grapas y que las mismas, con el tiempo, puedan llegar a oxidarse.
- Sin embargo, los cartones con grapas evitan que las monedas se toquen entre sí cuando están apiladas, causa, que hace que los otros dos puntos anteriores, pasen para mi, a un segundo plano.
Yo aconsejaría en aquellas personas que utilicen cartones adhesivos, que nos los introduzcan en cajas organizadoras, porque se juntan los cospeles, y aunque exista una minúscula película de plástico protectora entre ambas… no me atrevería a garantizar que ésto, sea bueno del todo.
Es mejor, ordenar estos cartones en álbumes, donde no llegan a tocarse los cospeles.
Con los cartones que admiten grapas, es cómodo y atractivo, apilarlos en cajitas, pues las propias grapas, hacen que los cospeles no se toquen. A parte, es difícil que el óxido llegue a las grapas, al no ser que estemos en lugares con mucha humedad.
Para ello, también es importante juntar los cartones, por tamaño de la esfera, para que las grapas, no toquen los plásticos, cuando éstos, estén apilados.
Cartones grapados. Las grapas evitan, que los cospeles se junten. Puede observarse, el espacio que se genera entre los cartones.
Creo que es aconsejable cambiar las monedas de los cartones cada cierto número de años (tanto los adhesivos como los que se graban).
En cuanto al color de los mismos, negros o blancos, prefiero los segundos para monedas de cobre, zinc y bronce, y los primeros para monedas de plata u oro.
Otro dato a tener en cuenta; a veces, los coleccionistas de botones, los introducen en este tipo de cartones. Es importante aquí, que cuando los apilemos, el anverso y el reverso de los botones, no coincidan, para que las arandelas de los botones no raspen la parte fundamental del grabado de los botones.
Aquí tenéis dos podcast sobre esta
entrada; Pinchad aquí
No salgáis de casa y lavaros las manos cada cierto tiempo… cuidad de vosotros mismos como lo hacéis de vuestras propias colecciones;););)
Hoy os voy a dar mi opinión sobre la conservación de monedas en cartones realizados a tal efecto.
Dichos cartones, son unos conservadores importantes, dentro del mundo de la numismática. Por una parte, cumplen con el cometido de preservar en una atmósfera cerrada, las monedas que nosotros solemos guardar, por otra parte, son una buena manera de poder almacenar y organizar las piezas de nuestra colección.
Existen cartones con adhesivo y cartones sin pegamento, en los que para poder unir ambas solapas, se realizará a través de grapas.
En cuanto a estos dos modelos, yo prefiero los cartones sin pegamento...y os explico el por qué:
- Ciertamente, los cartones con adhesivo, son visualmente más atractivos, una vez están alojadas las monedas dentro de ellos.
- Con los cartones adhesivos, evitamos costes en la compra de grapas y que las mismas, con el tiempo, puedan llegar a oxidarse.
- Sin embargo, los cartones con grapas evitan que las monedas se toquen entre sí cuando están apiladas, causa, que hace que los otros dos puntos anteriores, pasen para mi, a un segundo plano.
Yo aconsejaría en aquellas personas que utilicen cartones adhesivos, que nos los introduzcan en cajas organizadoras, porque se juntan los cospeles, y aunque exista una minúscula película de plástico protectora entre ambas… no me atrevería a garantizar que ésto, sea bueno del todo.
Es mejor, ordenar estos cartones en álbumes, donde no llegan a tocarse los cospeles.
Con los cartones que admiten grapas, es cómodo y atractivo, apilarlos en cajitas, pues las propias grapas, hacen que los cospeles no se toquen. A parte, es difícil que el óxido llegue a las grapas, al no ser que estemos en lugares con mucha humedad.
Para ello, también es importante juntar los cartones, por tamaño de la esfera, para que las grapas, no toquen los plásticos, cuando éstos, estén apilados.
Cartones grapados. Las grapas evitan, que los cospeles se junten. Puede observarse, el espacio que se genera entre los cartones.
Creo que es aconsejable cambiar las monedas de los cartones cada cierto número de años (tanto los adhesivos como los que se graban).
En cuanto al color de los mismos, negros o blancos, prefiero los segundos para monedas de cobre, zinc y bronce, y los primeros para monedas de plata u oro.
Otro dato a tener en cuenta; a veces, los coleccionistas de botones, los introducen en este tipo de cartones. Es importante aquí, que cuando los apilemos, el anverso y el reverso de los botones, no coincidan, para que las arandelas de los botones no raspen la parte fundamental del grabado de los botones.
Aquí tenéis dos podcast sobre esta
entrada; Pinchad aquí
No salgáis de casa y lavaros las manos cada cierto tiempo… cuidad de vosotros mismos como lo hacéis de vuestras propias colecciones;););)
lunes, 2 de marzo de 2020
Tres instrumentos necesarios para una limpieza de detalle
Quienes nos dedicamos a coleccionar moneda de cobre, sabemos, que a veces, la obtención de ciertas piezas está inevitablemente unida a la palabra suciedad.
Ciertamente, en el coleccionismo de monedas de vellón rico o pobre, del periodo generalmente de los Austrias, tendremos que lidiar con la limpieza de las mismas.
En ocasiones, se nos presenta a la venta, algún lotecillo de monedas interesantes, en el que la mayoría de ellas, aparece con tierra. Generalmente, ésto pasa también con los lotes de moneda romana… es raro, dar con uno, en el que se nos presente, una pieza realmente “buena”… aunque en raras excepciones, sí podría "sonar la flauta"
Existen tres instrumentos básicos e importantes en la limpieza de monedas, cuando queremos que éstas, estén desprovistas de toda su capa arenosa. En los tratamientos más delicados, bien, porque la pieza “lo valga” por la rareza de la misma, o bien por la buena conservación que tenga, es indispensable contar, como digo, con tres artilugios necesarios.
Como siempre digo, es mejor dejar la pieza tal cual está, a efectuar una limpieza, si no estamos seguros de dominar la técnica... ayuda en este sentido, entrenar con monedas que no posean valor alguno. Para más datos, echad un vistazo aquí.
El primer utensilio de limpieza; una simple aguja o alfiler. Normalmente prefiero la aguja al alfiler. Este dato, nos puede parecer una tontería, pero no es así. El alfiler es mucho más endeble que la aguja, y tiende a apretarse más cuando limpiamos. El alfiler, puede doblarse más de la cuenta y combarse, rebotando por encima del cospel, rallándolo... el alfiler, puede conseguir entorpecer nuesta atención y promover los fallos en la limpieza de la moneda.
La aguja, sin embargo, es más resistente y seguramente, aunque también flexible, es menos endeble... por lo que con ella no tendremos que hacer tanta fuerza para poder substraer la suciedad de la pieza.
La aguja, se hace necesaria, para acceder a aquellas zonas minúsculas, donde el punzón de dentista, los palillos de dientes, o los lápices de lana de acero no pueden llegar.
Hay quien prefiere acertadamente, utilizar cutter para estos menesteres… siempre tenemos que intentar limpiar la superficie de la pieza, de manera que la punta de la aguja no caiga verticalemente sobre el cospel.
El segundo instrumento, es la lupa. Con la lupa, podremos observar perfectamente no sólo las zonas que estemos limpiando, sino también, la interaccion que estemos realizando con la aguja. Es importante ver, qué cantidad de roña vamos desprendiendo de la pieza, con cada pasada, para “no quitar más de la cuenta”. Es indispensable una buena lupa, de tamaño considerable y que se pueda apoyar en la superficie de trabajo donde estemos realizando tal tarea.
El último instrumento, e igual de indispensable que los otros tres, es un pincel con cerdas suaves. Con él, procuraremos retirar, a medida que limpiamos con la aguja, la tierra que se nos va acumulando en las diferentes oquedades de la moneda. Sabremos así, qué tierra quedará todavía adherida y cuál habrá sido desprendida, evitando rallar la superficie de la moneda.
Otros datos a tener en cuenta:
Conocer el arte de la moneda, ayuda a intuir los relieves de la misma, beneficiando al trazo que realizamos con la aguja.
Al limpiar la moneda, es importante hacer una división mental de la misma en 4 partes.
Resulta esencial seguir un orden de limpieza. Ésto, nos ayudará a poder ver los avances en la retirada de tierra y a hacerlo de forma organizada, beneficiándonos en seguir estando concentrados y en que la paciencia no se nos dispare.
A veces, es mejor parar, cuando empieza a entrarnos la “prisa” por querer acabar, o cuando estamos cansados… evitaremos con ello, tener un pequeño desliz y arañar la moneda.
Es bueno, como dijimos anteriormente, hacernos con una lupa que podamos colocar como queramos, dentro de la superficie de la mesa en la que vamos a realizar la limpieza... facilitando la libertad de ambas manos.
Es bueno también, atacar la limpieza de la moneda, desde varios ángulos, para no rallarla (consiguiéndolo mediante el giro de la pieza) Es decir, en las distintas endiduras que haya tierra, a veces es necesario retirarla, cambiando la posición de la pieza, para que la aguja entre bien y no dañe los aledaños de esas oquedades.
La punta de la aguja, por otro lado, tiene que ir paralela a la superficie de la moneda, y evitar, cuando sólo sea estrictamente necesario, colocarla de manera vertical.
Por último, una correcta iluminación, es indispensable, para ver bien todos los detalles y poder trabajar cómodamente.
Ciertamente, en el coleccionismo de monedas de vellón rico o pobre, del periodo generalmente de los Austrias, tendremos que lidiar con la limpieza de las mismas.
En ocasiones, se nos presenta a la venta, algún lotecillo de monedas interesantes, en el que la mayoría de ellas, aparece con tierra. Generalmente, ésto pasa también con los lotes de moneda romana… es raro, dar con uno, en el que se nos presente, una pieza realmente “buena”… aunque en raras excepciones, sí podría "sonar la flauta"
Existen tres instrumentos básicos e importantes en la limpieza de monedas, cuando queremos que éstas, estén desprovistas de toda su capa arenosa. En los tratamientos más delicados, bien, porque la pieza “lo valga” por la rareza de la misma, o bien por la buena conservación que tenga, es indispensable contar, como digo, con tres artilugios necesarios.
Como siempre digo, es mejor dejar la pieza tal cual está, a efectuar una limpieza, si no estamos seguros de dominar la técnica... ayuda en este sentido, entrenar con monedas que no posean valor alguno. Para más datos, echad un vistazo aquí.
El primer utensilio de limpieza; una simple aguja o alfiler. Normalmente prefiero la aguja al alfiler. Este dato, nos puede parecer una tontería, pero no es así. El alfiler es mucho más endeble que la aguja, y tiende a apretarse más cuando limpiamos. El alfiler, puede doblarse más de la cuenta y combarse, rebotando por encima del cospel, rallándolo... el alfiler, puede conseguir entorpecer nuesta atención y promover los fallos en la limpieza de la moneda.
La aguja, sin embargo, es más resistente y seguramente, aunque también flexible, es menos endeble... por lo que con ella no tendremos que hacer tanta fuerza para poder substraer la suciedad de la pieza.
La aguja, se hace necesaria, para acceder a aquellas zonas minúsculas, donde el punzón de dentista, los palillos de dientes, o los lápices de lana de acero no pueden llegar.
Hay quien prefiere acertadamente, utilizar cutter para estos menesteres… siempre tenemos que intentar limpiar la superficie de la pieza, de manera que la punta de la aguja no caiga verticalemente sobre el cospel.
El segundo instrumento, es la lupa. Con la lupa, podremos observar perfectamente no sólo las zonas que estemos limpiando, sino también, la interaccion que estemos realizando con la aguja. Es importante ver, qué cantidad de roña vamos desprendiendo de la pieza, con cada pasada, para “no quitar más de la cuenta”. Es indispensable una buena lupa, de tamaño considerable y que se pueda apoyar en la superficie de trabajo donde estemos realizando tal tarea.
El último instrumento, e igual de indispensable que los otros tres, es un pincel con cerdas suaves. Con él, procuraremos retirar, a medida que limpiamos con la aguja, la tierra que se nos va acumulando en las diferentes oquedades de la moneda. Sabremos así, qué tierra quedará todavía adherida y cuál habrá sido desprendida, evitando rallar la superficie de la moneda.
Otros datos a tener en cuenta:
Conocer el arte de la moneda, ayuda a intuir los relieves de la misma, beneficiando al trazo que realizamos con la aguja.
Al limpiar la moneda, es importante hacer una división mental de la misma en 4 partes.
Resulta esencial seguir un orden de limpieza. Ésto, nos ayudará a poder ver los avances en la retirada de tierra y a hacerlo de forma organizada, beneficiándonos en seguir estando concentrados y en que la paciencia no se nos dispare.
A veces, es mejor parar, cuando empieza a entrarnos la “prisa” por querer acabar, o cuando estamos cansados… evitaremos con ello, tener un pequeño desliz y arañar la moneda.
Es bueno, como dijimos anteriormente, hacernos con una lupa que podamos colocar como queramos, dentro de la superficie de la mesa en la que vamos a realizar la limpieza... facilitando la libertad de ambas manos.
Es bueno también, atacar la limpieza de la moneda, desde varios ángulos, para no rallarla (consiguiéndolo mediante el giro de la pieza) Es decir, en las distintas endiduras que haya tierra, a veces es necesario retirarla, cambiando la posición de la pieza, para que la aguja entre bien y no dañe los aledaños de esas oquedades.
La punta de la aguja, por otro lado, tiene que ir paralela a la superficie de la moneda, y evitar, cuando sólo sea estrictamente necesario, colocarla de manera vertical.
Por último, una correcta iluminación, es indispensable, para ver bien todos los detalles y poder trabajar cómodamente.