Los lunares postizos, empezaron a usarse en Europa, como parte de la moda, a principios del Siglo XVIII, con un uso exclusivamente centrado en el propio sentido de la belleza.
Aunque antaño, se utilizaron para velar algunas dolencias.
El estrago que acarreó la enfermedad de la viruela, entre los pobladores de esa sociedad, tuvo sus máximas consecuencias a finales del siglo XVII.
Muchos de estos lunares artificiales, se empezaron a utilizar, intentando camuflar, las secuelas que dejó la enfermedad, en forma de granos y socavones...
En este tiempo, los lunares postizos, fueron verdaderos parches, que disimularon las pequeñas cicatrices que la enfermedad provocó en la inmensa mayoría de la gente que sobrevivió a la señora de la guadaña... Pero, pronto, el uso de los mismos, derivó en una práctica meramente estética, con un lenguaje interpretativo propio, que fue incluso definido, en un tratado publicado en la Francia de 1654;
“Sobre la situación de los lunares sobre el rostro de las damas con observaciones exactas de su tamaño y su forma, según los lugares donde ellos son colocados” (Loterie d’Amour. La Vie privée d’autrefois)... que viene a explicar la interpretación que tienen los lunares del rostro, en base a su localización física.
Escena de "La Familia de Carlos IV" de F. De Goya. Posesión del Museo del Prado en Madrid. Puede apreciarse a la Infanta María Josefa, con un lunar postizo, ya pasado de moda, en la sien derecha.
Aunque la familia de Felipe IV, se vio tristemente afectada por la viruela (el propio Hijo del monarca, Baltasar Carlos, murió antes de conseguir la mayoría de edad) no he encontrado ningún indicio, que exponga que el mismo rey, sufriera en sus carnes, tales dolencias.
Cierto es, que excasos maravedís de busto de Felipe IV, dejan ver lunares, en el rostro del “Rey planeta”. Fue, en otra entrada, donde explicamos la confusión numismática que se tenía antaño, sobre los diversos puntos que aparecencen en ocasiones, en la cara del rey… aclarado ésto, no podemos dejar pasar otra serie de marcas menos comunes, que parecen no ser producto de la casualidad, si no más bien, de la causalidad.
Esas marcas, a mi entender, son lunares… y tales, deben ser postizos, pues no siempre se hayan en el mismo lugar, ni en las represetaciones artísticas del rey Felipe.
Simbología de los lunares según su colocación en el rostro:
- Lunar en la mejilla derecha: indica persona casada.
- Lunar en la mejilla izquierda: seguramente indica persona prometida.
- Lunar junto a la boca: indica predisposición a poder ligar.
- Lunar en el labio superior: indica predisposición a tener encuentros.
- Lunar cercano al ojo: indica predisposición a buscar sexo.
- Lunar sobre berruga: indica timidez.
- Lunar en la nariz: indica descaro.
- Lunar en la frente: indica magestuosidad.
Simbología de los lunares en función de su forma:
- Lunar con forma de media luna: indica predisposición para tener citas nocturnas.
- Lunar en forma de cupido: indica predisposición para buscar el amor.
Los lunares solían estar confeccionados en seda y a veces en fieltro, y se guardaban en cajitas con adornos que se convertían en verdaderas joyas de arte.
El uso de estos lunares, por norma general, sería más común en mujeres que en hombres... Las implicaciones simbólicas tal vez variaran de unos a otros
En cuanto al "Rey Planeta", he observado que en muy pocos felipes de busto, aparece el rostro del monarca con un lunar... normalmente la posición del mismo, se encuentra en la parte inferior del ojo derecho, o al lado de la mejilla (persona casada)
Si atendemos a la misma simbología que se aplica a la interpretación de los lunares postizos en las mujeres, veríamos estupefactos, como Felipe IV, muestra su predisposición a buscar sexo (lunar bajo el ojo derecho), nada extraño, habida cuenta del gusto que profesó ante este divino placer a lo largo de toda su vida (más aquí) ... lo que no sabemos, es si la iniciativa de colocar estos lunares en algunos maravedís de busto, fue conformada por parte del propio Grabador, no teniendo, tal vez, nada que ver, con una decisión ecuánime del monarca.
Busto de un 16 maravedís con lunar bajo el ojo derecho. A la izquierda de éste, tres puntos guías.
Con los lunares en las monedas de busto de Felipe IV, pasa lo mismo que con las meigas gallegas, que puedes "creer o no en ellas", pero haberlas haylas.
Busto de 16 maravedís falsos de época, con lunar encima de la mejilla derecha... Como vemos, los falsarios también en ocasiones, reflejaban estos lunares.
Aunque antaño, se utilizaron para velar algunas dolencias.
El estrago que acarreó la enfermedad de la viruela, entre los pobladores de esa sociedad, tuvo sus máximas consecuencias a finales del siglo XVII.
Muchos de estos lunares artificiales, se empezaron a utilizar, intentando camuflar, las secuelas que dejó la enfermedad, en forma de granos y socavones...
En este tiempo, los lunares postizos, fueron verdaderos parches, que disimularon las pequeñas cicatrices que la enfermedad provocó en la inmensa mayoría de la gente que sobrevivió a la señora de la guadaña... Pero, pronto, el uso de los mismos, derivó en una práctica meramente estética, con un lenguaje interpretativo propio, que fue incluso definido, en un tratado publicado en la Francia de 1654;
“Sobre la situación de los lunares sobre el rostro de las damas con observaciones exactas de su tamaño y su forma, según los lugares donde ellos son colocados” (Loterie d’Amour. La Vie privée d’autrefois)... que viene a explicar la interpretación que tienen los lunares del rostro, en base a su localización física.
Aunque la familia de Felipe IV, se vio tristemente afectada por la viruela (el propio Hijo del monarca, Baltasar Carlos, murió antes de conseguir la mayoría de edad) no he encontrado ningún indicio, que exponga que el mismo rey, sufriera en sus carnes, tales dolencias.
Cierto es, que excasos maravedís de busto de Felipe IV, dejan ver lunares, en el rostro del “Rey planeta”. Fue, en otra entrada, donde explicamos la confusión numismática que se tenía antaño, sobre los diversos puntos que aparecencen en ocasiones, en la cara del rey… aclarado ésto, no podemos dejar pasar otra serie de marcas menos comunes, que parecen no ser producto de la casualidad, si no más bien, de la causalidad.
Esas marcas, a mi entender, son lunares… y tales, deben ser postizos, pues no siempre se hayan en el mismo lugar, ni en las represetaciones artísticas del rey Felipe.
Simbología de los lunares según su colocación en el rostro:
- Lunar en la mejilla derecha: indica persona casada.
- Lunar en la mejilla izquierda: seguramente indica persona prometida.
- Lunar junto a la boca: indica predisposición a poder ligar.
- Lunar en el labio superior: indica predisposición a tener encuentros.
- Lunar cercano al ojo: indica predisposición a buscar sexo.
- Lunar sobre berruga: indica timidez.
- Lunar en la nariz: indica descaro.
- Lunar en la frente: indica magestuosidad.
Simbología de los lunares en función de su forma:
- Lunar con forma de media luna: indica predisposición para tener citas nocturnas.
- Lunar en forma de cupido: indica predisposición para buscar el amor.
Los lunares solían estar confeccionados en seda y a veces en fieltro, y se guardaban en cajitas con adornos que se convertían en verdaderas joyas de arte.
El uso de estos lunares, por norma general, sería más común en mujeres que en hombres... Las implicaciones simbólicas tal vez variaran de unos a otros
En cuanto al "Rey Planeta", he observado que en muy pocos felipes de busto, aparece el rostro del monarca con un lunar... normalmente la posición del mismo, se encuentra en la parte inferior del ojo derecho, o al lado de la mejilla (persona casada)
Si atendemos a la misma simbología que se aplica a la interpretación de los lunares postizos en las mujeres, veríamos estupefactos, como Felipe IV, muestra su predisposición a buscar sexo (lunar bajo el ojo derecho), nada extraño, habida cuenta del gusto que profesó ante este divino placer a lo largo de toda su vida (más aquí) ... lo que no sabemos, es si la iniciativa de colocar estos lunares en algunos maravedís de busto, fue conformada por parte del propio Grabador, no teniendo, tal vez, nada que ver, con una decisión ecuánime del monarca.
Busto de un 16 maravedís con lunar bajo el ojo derecho. A la izquierda de éste, tres puntos guías.
Con los lunares en las monedas de busto de Felipe IV, pasa lo mismo que con las meigas gallegas, que puedes "creer o no en ellas", pero haberlas haylas.
Busto de 16 maravedís falsos de época, con lunar encima de la mejilla derecha... Como vemos, los falsarios también en ocasiones, reflejaban estos lunares.