domingo, 22 de septiembre de 2019

los palillos de dientes en la limpieza de las monedas

Es cierto, que a veces, se nos hace muy difícil, no emplear otros artefactos menos intrusivos que no sean el punzón de dentista o el cutter, en la limpieza de una moneda.

El palillo de dientes, es un elemento indispensable en muchas ocasiones, donde la tierra adherida  o está tan incrustada.

La presión que se ejerce con el palillo de dientes, en comparación con un artilugio más pequeño, aún siendo igual, experimenta mucha menos fricción, ya que el material del que está hecho, es mucho menos fuerte y resistente que el metal. Esto, nos posibilita, no inferir daños a la pátina de la moneda.

Normalmente, yo suelo utilizar el palillo de dientes, en esas monedas que consigues por lotes, que aparecen con pátinas sucias. Son monedas en las que la tierra no se ha acumulado con un grosor considerable, por lo que hace difícil introducir como método de limpieza un punzón, debido a que es muy fácil rayarla aún no queriendo.

El palillo de dientes, es efectivo en estos casos, en monedas con una superficie terrosa muy delgada, y también, en aquellas piezas que tengan una pátina verdosa algo inestable, proclive a formar el temido cáncer de cobre… cuando esta superficie es superficial, la madera es buena para poder retirarla.

Moneda con pátina estable, verdosa.

A veces, el palillo, contribuye a una mejoría en el aspecto de la pieza… ayuda a poder vislumbrar mejor los detalles del arte y de las leyendas de la moneda… al frotar con el palillo, encima de los diferentes motivos, se consigue, mediante un pequeño pulido, distinguir mejor estos detalles. (Conocer el arte de una moneda, ayuda a saber limpiarla) para estos menesteres, también vale el lápiz de lana de acero, que a parte, tiene la ventaja de ser más contundente en la retirada de tierra.

Tres monedas con distintas pátinas, cortesía de Raúl Peñas.


Para terminar esta pequeña entrada, diré, que es importante, a la hora de trabajar con un “punzón”  metálico, conocer dos estrategias que se consolidan con el uso de la experiencia:


1) Casi siempre, al raspar con el punzón, hacerlo con la punta, vista de manera horizonal al cospel, para no dañar la pátina. Ir raspando poco a poco, y parar el proceso, retirando la suciedad con los dedos, para observar si la pieza necesita más o menos limpieza y más o menos presión.

Punzón de dentista, en plena faena.

2) Escuchar el sonido que produce la fricción del artilugio que estamos utilizando, en la limpieza de la moneda al contacto con la moneda. Cuando el metal ha retirado toda la suciedad y empieza a interaccionar con la pátina, el sonido que se crea, es agudo y chirriante (momento de parar ese proceso de limpieza)

lunes, 2 de septiembre de 2019

Aceite de oliva en el tratamiento de monedas

Hoy os traigo un ingrediente en la limpieza de monedas, del que poco he hablado; el aceite.

En realidad, prefiero la limpieza mecánica en la elilinación de impurezas, antes que cualquier otro procedimiento, siempre que evidentemente, no sea necesario.

En este blog, se intenta explicar por activa y por pasiva, la diferencia que se da, entre lo que es la suciedad propiamente dicha, y lo que es la pátina. (Más sobre como no limpiar las monedas)

Cada moneda, tiene unas peculiaridades de conservación singulares, por lo que los métodos a emplear, para su conservación y su adecentamiento, variarán dependiendo de tales características…

El aceite de oliva, que es el que he empleado en esta entrada, es un líquido con bastante acidez, que suele usarse como agente limpiador de monedas… el problema que presenta, es que puede conferir a la pátina, un tono obscuro, que en ocasiones molesta, no siendo el más apropiado...

Como en todos los procedimientos químicos de limpieza, el éxito en el empleo de esta técnica, lo establece el tiempo y la mesura.

Nos hemos topado alguna vez con monedas en las que predomina una fina capa verdusca,  que afea la pieza. Esta capa, de ligera oxidación inestable, normalmente es muy delgada, y sabemos que mediante una limpieza mecánica, podría ser retirada…

Pero suele ser tan "liviana", que difícilmente podemos utilizar un punzón, cutter…para retirarla… sin perjudicarla... tal vez, lana de acero del 00, aunque la moneda,seguramente sufrirá así daños colaterales, como un "aplatamiento" en las zonas más elevadas de arte y de las leyendas.

Ante esta situación, es bueno emplear el método al que nos referimos hoy.

Os presento 4 maravedís de Felipe III, con fecha de 1602, del Real Ingenio de Segovia.


4 maravedís  del Real Ingenio de Segovia con dudosa pátina.


Esta moneda, concretamente se la cambié a un amigo por un 2 maravedís de Fernando VII.

El inconveniente que presentaba, según podéis observar en las fotos, era  la oxidación que se daba en ambas caras, pero mucho más pronunciada en el reverso.

Estas monedas, son muy difíciles de ver sin resellar, y menos, en una condición de conservación òptima. Podemoa observar, como el cospel se posicionó en el final de riel, o lateral de riel… consecuencia tal, que hace que le falte parte del flan a la estructura de la pieza.

El anverso se antoja bonito, y el reverso peor acuñado o circulado…

una vez recibí la moneda, me puse en contacto con un amigo numismático, para comentarle el problema de oxidación que veía en la pieza…siendo él, quien me aconsejó, en el procedimiento de limpieza de la misma.

Así que empecemos:

Ante todo, primeramente,  hice un buen lavado con jabón neutro, cepillo de dientes y agua.

No pude emplear el punzón de dentista, debido a la capa tan superficial de óxido de la moneda… la hubiera rayado, seguramente sin poder eliminar ese verdín.

El único procedimiento mecánico que vislumbraba, era usar la lana de acero… pero sabía que me desigualraría las pátinas del anverso y del reverso…así que empleé, al final, el aceite de oliva, como remedio a estos males.

Después de la limpieza con agua y jabón, sequé la moneda, y la unté con aceite de oliva. Inmediatamente, el cospel cogió un color amarronado, verdoso. Una vez, la moneda quedó impregnada con el aceite, la sequé frotando con los dedos una y otra vez, hasta conseguir destacar algo más los relieves.

Posteriormente, tuve que coger un trapito y pulir la moneda. el secreto está en hacerlo hasta la saciedad (cosa que hice con mesura). Este paso es importante, hay que masajear la moneda (como dice mi amigo) para conseguir destacar los relieves.

Ya terminado el método, la cubrí con cera microcristalina y la volví a pulir (poco también).


Misma moneda tratada.

Por un lado, he conseguido dar a la moneda, una capa extra de protección, y como se ve en las fotos, se ha eliminado el verdín, y homogeneizado las pátinas de ambas caras de la moneda.