Ya en tiempos de Carlos I, consiguió ser capital del reino de España. La predilección del hijo De Felipe el Hermoso y de Juana, hacia esta ciudad, estaba asentada en sus genes... Fueron los propios Reyes Católicos, los que propiciaron el auge de Toledo, construyendo innumerables dependencias, como el Monasterio de San Juan de los Reyes.
Fue construido en recuerdo y agradecimiento, por la victoria en la Batalla de Toro contra Alfonso V de Portugal, gracias a la cual, la reina Isabel, se aseguró el trono.
El convento estuvo concebido en un principio como mauselo de los Reyes Católicos y sus herederos... Pero esto ocurrió antes de la reconquista de Granada... Y del amor infinito que Isabel procuró a esta tierra.
No es de extrañar tampoco, como el nombre del convento, el de San Juan, lo eligió la reina, pues es bien sabido la predilección que tenía la misma hacia este apóstol... Buena cuenta de ello, lo tienen las primeras emisiones monetarias de los monarcas, donde aparece el águila de San Juan, protegiendo con sus alas al imperio...
Águila de San Juan, escoltando el escudo imperial. Doble excelente de los Reyes Católicos.
La ceca de Toledo, comienza su andadura, en época romana. Continúa, con el reinado Visigodo, a través de sus famosos trientes... constituyendo uno de los distintivos más notorios de los diferentes sectores de procedencia numismático de este poblado.
La Casa de Moneda de Toledo, se establece "seriamente" como tal, con la caída del Califato de Córdoba, ya que la ciudad experimenta una crecida de independencia y de poder.
El 25 de mayo de 1085, Alfonso VI, entra en Toledo, dispuesto a reconquistar la gran herencia Visigoda que tuvo la ciudad, siglos atrás. Logra imponerse a las tropas árabes de Toledo, y se establece como rey cristiano en la región... Sin embargo, es derrotado en la batalla de Sagradas, un año después, por los almohades, llegados a estas tierras, en pos de la petición de ayuda de Sevilla y Badajoz.
Son apreciados los vellones del periodo de taifás, con ceca de Toledo.
Se conocen de este Rey, dineros y óbolos, todos con ceca de Toledo y con gran influencia árabe, en el arte de sus cospeles.
En cuanto a la numismática tardo medieval, también destacan los dineros de Enrique III y IV...
Entrando ya en los comienzos de la Edad Moderna, en el período de los Reyes Católicos, nos encontramos con preciosas blancas de procedencia también toledana.
La primera documentación existente sobre la Ceca oficial de Toledo, indica, que ésta, tuvo su sede en los Palacios de Galiana, antiguos "aposentos" de las autoridades romanas y posteriormente, de los Reyes Visigodos, para continuar, siendo posesión de las taifas de Toledo y con posterioridad, de los reinos cristianos castellanos, en los que destaca la presencia, del propio Rodrigo Díaz De Vivar.
Isabel la Católica, establece una nueva ubicación de la Casa de la Moneda de Toledo, en la antigua calle Torno de las Carretas.
En esta ceca, se acuñan todo tipo de metales, cobre, plata y oro (con sus diferentes aleaciones).
Ya en época de Felipe IV, se establecen los consabidos resellos según las pragmáticas emergentes, que vinieron a aplicarse, a la moneda de calderilla de este periodo económico tal convulso.
Toledo, es una de las únicas cecas autorizadas, después de la pragmática de Medina del Campo de 1497, que no acuñó a molino, en la etapa de de 1660 1664. Por lo visto, no pudieron instalarse los ingenios pertinentes y la Ceca tuvo que seguir acuñando a golpe de martillo.
La Ceca de Toledo, deja de cumplir sus labores, en el reinado de Carlos II, con la exclusividad, de afrontar acuñaciones en cobre, (excepto lo inusual de ciertos 8 reales de plata con fecha sorprendente de 1681) hasta 1685 (que se sepa, esta tesis está apoyada por ciertos investigadores).
Marca de Ceca:
T
T superada de Roel.
T unida a Roel.
Ensayadores de la Ceca de Toledo de 1660 a 1664:
CA (Juan Del Castillo)
En época de Felipe IV, las acuñaciones de vellón de busto con ceca de Toledo, son excasísimas y muy raras.
A penas se tiene constancia de la existencia de maravedís con valores de a 8 y a IV... todas ellas acuñadas a martillo y con fecha de 1661.
Las falsificaciones tampoco abundan, por lo que está claro, que fue una ceca, que no tuvo buen cometido, en esta serie de creaciones.
A mí es la ceca peninsular que más me gusta después de la de Segovia. Da para mucho la ceca de Toledo.
ResponderEliminarEfectivamente Adolfo...por otro lado, es una lástima que existan muy pocas piezas toledanas, del periodo de 1660 a 1664... por lo visto, por problemas de maquinaria, no pudieron acuñar a molino y solo a martillo, hasta que se suspendieron este tipo de acuñaciones más "primitivas" a mediados de 1661...
ResponderEliminarEs curioso, ver, como una ceca tal, enclavada en una ciudad poderosa, tuvo al final problemas, para ajustarse a las pragmáticas monetarias de Felipe IV.